Esta receta es sencillísima y puede acompañar muchos platos; tortilla de patatas, filetes de merluza rebozados, etc. Yo suelo hacer bastante cantidad y luego los congelo, así siempre tengo listo un acompañamiento. Pero sin duda, lo que más me gusta de hacer pimientos es el rico olor dulzón que dejan en casa.
Ingredientes
6 pimientos morrones grandes
3 dientes de ajo
aceite de oliva
sal
1 cucharadita de azúcar
Para empezar hay que limpiar bien los pimientos y ponerlos en una fuente de horno. Se pueden meter tal cual o echarles un poco de sal y un chorrito de aceite. En esta ocasión yo los he metido directamente al horno. Tardan en hacerse a 180ºC una hora aproximadamente. Para ver si están listos lo mejor es fijarse en si la piel está inflada, si es así están en su punto. Se dejan enfriar y luego se les quita la piel y las pepitas. Si los pimientos están bien hechos la piel sale fácilmente. Finalmente los cortamos en tiras.
A continuación se pelan los dientes de ajos y se cortan en finas láminas. Se echa un buen chorro de aceite en una sartén y se doran a fuego suave un poco, pero teniendo cuidado que no se quemen. Sólo es necesario que cojan un poco de color. Se agregan los pimientos con un poco de sal y azúcar y se rehoga unos minutos a fuego suave para que los pimientos unifiquen el sabor con la sal y el ajito.
Y ya están listos los pimientos. Como os he dicho antes se pueden comer tanto de acompañamiento como solos o sobre unas rebanadas de pan tostado.
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