A primera vista este postre parece un brownie, pero no lo es. Aunque la textura es similar, tiene que quedar poco hecho y un poco "chewy".
Si tenéis pepitas de chocolate blanco en vez de negro queda mucho mejor por el contraste, pero yo no encontré.
Ingredientes
2 y 3/4 cups harina
1 y 1/2 teaspoon bicarbonato
1 teaspoon sal
1 y 1/2 teaspoon canela
1 teaspoon jengibre en polvo
1/2 teaspoon nuez moscada rallada
280 gr mantequilla
2 cups azúcar moreno
2 huevos + 1 yema
1 y 1/4 teaspoon extracto de vainilla
1/3 cup miel
1 cup pepitas de chocolate
Para empezar precalentamos el horno a 200 ºC y engrasamos una fuente de horno rectangular de aproximadamente 30x15 cm. Dependiendo de lo grande que sea la fuente los blondies os quedaran más o menos gruesos. Calculad en función de la masa que os resulte teniendo en cuenta que sube un poco.
En un bow se mezcla la harina, la sal, el bicarbonato y todas las especias.
En otro bowl grande se baten primero el azúcar y la mantequilla derretida hasta que quede esponjoso. Añadimos los huevos y la yema y batimos bien. Se añade el extracto de vainilla y la miel y se mezcla bien. Una vez que tenemos la mezcla líquida hecha vamos a añadir la harina poco a poco, mezclando cada vez que echemos un poco. Una vez que la mezcla esté bien homogénea se añaden las pepitas de chocolate.
Se añade la mezcla a la bandeja y se hornea hasta que los bordes se doren y se despeguen de las paredes. Esto va a depender mucho del molde, cuanto más pequeño la masa es más gorda y tarda más en hacerse que si está muy extendida. Echad un ojo para que no se os haga demasiado porque los blondies al igual que los brownies están ricos si no están secos. Tienen que quedar un poco hechos por dentro para que cuando se muerda tengan esa textura un poco gomosa.
Dejad enfriar antes de desmoldar y a comer!!!
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